lunes, 23 de junio de 2008

Campañas Realizadas en la 2ª Guerra Mundial


Antecedentes
La Segunda Guerra Chino-japonesa supuso la culminación de la tensión creciente entre China y Japón, que se remontaba a la anterior guerra entre los dos países. Tras la Primera Guerra Sino-japonesa, Japón había incorporado ya Taiwán a su territorio, y los planes expansionistas de Japón continuarían durante el principio del siglo XX. Al final de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles (1919) había concedido a Japón numerosos privilegios comerciales en China, que causaron un gran resentimiento entre la población china, que desembocó en las protestas populares del Movimiento del Cuatro de Mayo en ese día del año 1919. A partir de 1931, Japón establecía el estado títere de Manchukuo en Manchuria, ante la impotencia de la República de China, gobernada por el Kuomintang, que parecía incapaz de garantizar la integridad territorial del país.
Invasión japonesa
Esta tensión creciente se convertiría en una guerra abierta el 7 de julio de 1937, tras el incidente del Puente de Marco Polo, cuando tropas japonesas estacionadas en Manchuria se enfrentaron al ejército de la República de China en las cercanías del Puente de Marco Polo, unos veinte kilómetros al oeste de Pekín. Esta batalla comenzó porque las tropas japonesas creían erróneamente que uno de sus hombres había sido hecho prisionero por los chinos. Japón exigió disculpas formales a China, lo cual fue rechazado por el hombre fuerte de China en aquellos momentos, el Generalísimo Chiang Kai-shek, quien ordenó al ejército luchar contra los japoneses en el norte y el 14 de agosto mandó a la fuerza aérea del ejército chino a bombardear los barcos de la marina japonesa anclados frente a las costas de Shanghai.
La guerra abierta con Japón puso fin a los intentos de Chiang Kai-shek de unificar el país. Ante el avance japonés, el gobierno del Kuomintang se vio obligado a abandonar la capital Nanjing, replegándose hacia el interior, primero a la ciudad de Wuhan y, después, a la ciudad interior de Chongqing, lugar remoto desde el cual parecía difícil llevar a cabo una contraofensiva.

Estabilización del frente
La invasión japonesa supuso también el final de la persecución a la que el gobierno del KMT había sometido al Partido Comunista de China. El estado de crisis nacional forzó la colaboración entre el KMT y el Partido Comunista. Aunque Chiang Kai-shek era al principio reacio a esta colaboración con el Partido Comunista, tuvo que aceptarla a raíz del incidente de Xi'an, cuando el mariscal Zhang Xueliang, militar favorable a una alianza entre el KMT y el Partido Comunista que controlaba la región de Shaanxi, detuvo a Chiang Kai-shek en Xi'an, manteniéndolo prisionero hasta que aceptó el establecimiento de un frente común entre el KMT y los comunistas para defenderse frente a la agresión japonesa.
La invasión japonesa permitió así al Partido Comunista reagruparse en su base norteña de Yan'an, ciudad desde la cual controlaban una parte de Shaanxi y de Mongolia.
Para finales de 1938, Japón controlaba el norte y una sección importante del centro de China, no obstante, la negativa de los gobernantes chinos a rendirse, a pesar de los desastres militares, frustraron las esperanzas japonesas de una victoria rápida. En efecto, a inicios de 1939, la política expansionista japonesa empezó a buscar territorios menos "problemáticos" al territorio chino, quedando relegado este frente a un segundo plano militar para los gobernantes japoneses.
Cambio del curso de la guerra
La entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial a finales de 1941 frenó el avance japonés en China. Al igual que en China, la esperanza japonesa de una victoria rápida sobre los Estados Unidos no se concretó, y la llegada al océano Pacífico de tropas estadounidenses convirtió a la guerra con China en una carga para Japón. Si bien la presencia de tropas japonesas en China limitó el alcance de los bombarderos estadounidenses, se tuvo que mantener una gran guarnición de soldados para controlar a la incontable población china, soldados que sin ninguna duda hubieran sido de ayuda en Birmania o Guadalcanal.
La rendición de Alemania en mayo de 1945 selló finalmente el destino de Japón, ya que permitió al victorioso Ejército Rojo soviético intervenir en Manchuria el 8 de agosto de ese año, dos días después de que la bomba atómica fuese lanzada por los Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima y un día antes de otra bomba fuese lanzada sobre Nagasaki. Estos hechos forzarían la rendición japonesa y su retirada de Asia continental.
Hechos posteriores
El final de la guerra supuso la salida definitiva de Japón del territorio chino. Todo el territorio ocupado, así como Manchuria y Taiwán, volvían a estar bajo soberanía nominal china, y Chiang Kai-shek restablecía el gobierno de Nanjing. La salida de los japoneses dejaba paso así a una guerra civil y los comunistas de Mao Zedong.
Al final, la guerra en China fue ganada gracias a la intervención de Japón en conflictos con terceros. No obstante, a pesar de estar luchando en varios frentes, Japón logró mantener sus posiciones en China, hasta que a mediados de 1945, la detonación de dos bombas atómicas estadounidenses y una invasión soviética en Manchuria desarticularon todas las posiciones japonesas.

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